
Desde el reproductor mono como el que aparece en la ilustración de LPC hasta el gran radiocasete, reservado a la adinerada oligarquía y a los profesionales del menudeo de estupefacientes, sin olvidar el moderno Walkman.
Ahora que la música no existe materialmente, ahora que todo va demasiado deprisa, recordemos con cariño a la cinta de casete de 30, 46 y 90 minutos. Un magnífico invento que nos ha hecho pasar buenos ratos, que nos ha enseñado casi todo lo que sabemos de música, para el que hemos hecho tantas y tantas portadas a mano y con la que hemos conseguido alguna que otra novia.