
El caso es que la situación es realmente preocupante, especialmente para los indefensos dibujos de la exposición de Nulla Dies Sine Linea a los que todas estas hostilidades les han pillado en Corea del Sur.
Hasta que consigan abandonar el país rumbo a la siguiente ciudad en la que serán expuestos (muy probablemente Washington), los dibujos descansan en un búnker antiaéreo pertrechados de chalecos anti balas, máscaras anti gas, agua, comida enlatada y todas las instrucciones necesarias para aguantar varias semanas.
A ver si la cosa no pasa de un susto y regresan pronto a casa sanos y salvos.